Adolescentes y adicción a las nuevas tecnologías

Las redes sociales, los videojuegos, el juego online, los teléfonos inteligentes y las tabletas digitales conforman parte del escenario en el que se mueven hoy en día la mayoría de los adolescentes.  Su uso y abuso es constante preocupación en muchas familias por la cantidad de tiempo que los jóvenes le dedican, llegando, en ocasiones a eludir o posponer tareas escolares o compromisos sociales de relevancia y desatendiendo obligaciones familiares. Las posibilidades para la convivencia y para hacer cosas en común en el ámbito familiar, se reducen o desaparecen por el uso y abuso de las nuevas tecnologías.

En la actualidad el uso de las nuevas tecnologías invade nuestras vidas, adultos, jóvenes y niños/as (cada vez a menores edades).  Se entiende como normal dicho uso y a veces también el abuso que hemos incorporado en nuestro desarrollo profesional, social y cultural, de una forma universal y global.

Los/as adolescentes las necesitan para comunicarse e interactuar, para sus actividades académicas y para su tiempo de ocio y actividades sociales. Más allá de herramientas que permiten obtener determinado rendimiento de una manera rápida, eficaz y atractiva, en realidad, las nuevas tecnologías, son parte de nuestra vida. Los/as jóvenes, adolescentes y niños/as han aprendido a desenvolverse con y en ellas y, lo que es más relevante, no han aprendido a vivir sin su utilización, de forma que no conciben y no entienden un mundo sin el uso casi constante de las mismas.  Entender esto por parte de los padres/educadores/as, es el primer paso para abordar los problemas de abuso y adicción que pueden producirse y que tanto tememos.

Ya nadie duda que las nuevas tecnologías han venido a quedarse y será nuestra capacidad de adaptación a las mismas y a las alteraciones que producen en nuestra vida diaria lo que marcará el camino a la solución de los problemas que generan. En este sentido, además de informarnos sobre las distintos y graves consecuencias del mal uso de estas nuevas tecnologías en el mundo infantil y adolescente, es necesario que tratemos de ejercer, como educadores/as, nuestra labor de educación, control y vigilancia desde un enfoque de educación positiva.  En el ámbito de las nuevas tecnologías se produce una incomprensión  intergeneracional muy alta que provoca conflictividad  y alejamiento entre educadores/as y adolescentes, precisamente en una etapa y momento educativo en el que la conflictividad y la diferencia de criterios están a la orden del día.  Estilos educativos autoritarios o permisivos solo conducen a mayor incomprensión, crispación y alejamiento emocional  los primero  y a graves alteraciones de la conducta los segundos.

El uso y abuso de las nuevas tecnologías por los/as adolescentes nos plantea nuevos problemas como el ciberbullying, el grooming, el sexting (todos ellos universales y globales, como lo prueba el hecho de su nomenclatura anglosajona) y viejos problemas como la adicción.  La línea que separa la afición de la adicción es muy fina en este ámbito.

Las recomendaciones de los expertos, pedagógos/as, psicólogos/as y educadores/as, se alinean en ejercer cierto control horario en el uso, en crear espacios y tiempos para actividades alternativas ( deportivas, artísticas, culturales ), en crear espacios y tiempos para la comunicación entre padres/madres e hijos/as (la mera creación de la oportunidad, aunque a veces no se produzca la comunicación, es, en ocasiones, suficiente para seguir vinculado emocionalmente con nuestros/as adolescentes) ,en facilitar la mayor cantidad posible de formación e información a nuestros/as adolescentes sobre la existencia y consecuencias del abuso de las nuevas tecnologías, en promover personas de referencia y liderazgo no tóxicas (universo de “youtubers”) y en el uso moderado y coherente  de las nuevas tecnología por los adultos.

No debemos perder nunca de vista que los padres/madres/educadores/as somos modelo para nuestros/as niños/as y jóvenes. La relación entre aprendizaje infantil y juvenil y el modelado ejercido por padres/madres/educadores/as y personas de referencia está sobradamente demostrado y es la más potente herramienta educativa de la que disponemos y parece que, a veces, lo olvidamos.

Termino enunciando, siguiendo a expertos como el Profesor Doctor en Psicología, Enrique Echeburúa, las principales señales de alarma indicativas de que se está traspasando la línea de la afición a la adicción:

  • Privarse de sueño por estar “conectado”.
  • Descuidar las relaciones con familiares y amigos, los estudios, la salud o el aseo personal.
  • Estar orientado en exclusiva hacia la “red” y mostrar irritación cuando no puede estar conectado o se produce un fallo en el suministro.
  • Intentar auto limitar el tiempo de uso de la “red” sin conseguirlo y perder la noción del tiempo.
  • Mentir sobre el tiempo de conexión real.
  • Mostrarse irritable y aislado. Empeorar el rendimiento académico.
  • Estados de ánimo eufóricos cuando delante de las pantallas. Hiperactivación.
  • Generar quejas del resto de la familia (hermanos) y/o amigos sobre el exclusivo uso de la “red”.

Existen muchos recursos informativos para padres/madres/educadores/as que se pueden utilizar y de los que se obtiene información y formación sobre estos temas. Entre ellos, la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) que ha puesto en circulación un documento modelo de contrato con instrucciones precisas y compromisos concreto de uso para acordar con los adolescentes para el uso de la telefonía móvil que se puede descargar aquí.